Por U.S. Center for SafeSport
Tienes un hijo pequeño con energía para quemar. Corre en círculos, utiliza el sofá como cama elástica y pide salir a la calle. Así que puede que estés pensando que ha llegado el momento de que empiece a hacer deporte. Pero, ¿es ésta la edad adecuada?
La respuesta es que los niños nunca son demasiado pequeños para empezar a jugar un deporte. Desde el ballet para bebés y las clases de natación hasta el t-ball y las animadoras infantiles, casi siempre hay alguna liga o actividad centrada en el juego y la diversión. Aquí tienes algunos puntos que son buenos tener en cuenta cuando tus hijos están empezando a jugar algún deporte.
¿Un solo deporte o varios?
A algunos padres les encanta un deporte o una actividad concreta y educan a sus hijos con la esperanza de que también lo practiquen. Y cuanto antes empiecen y más practiquen, más posibilidades tendrán de convertirse en estrellas, de conseguir una beca universitaria o incluso de llegar a ser profesionales... ¿verdad?
Es natural que compartas con tus hijos las cosas que te gustan y, por supuesto, que quieras que lo hagan bien. Pero debes resistirte a la tentación de que tu hijo se especialice en un deporte concreto a una edad temprana. Exponerles a varios deportes en varias temporadas les da la oportunidad de probar unos cuantos y descubrir qué les gusta.
Los niños pequeños que se especializan en un deporte pueden quemarse mental y físicamente, sobre todo si el deporte exige mucho tiempo o esfuerzo físico. Según Project Play, la mayoría de los niños abandonan un deporte a los 11 años porque ya no les divierte, y los niños estadounidenses corren un mayor riesgo de sufrir lesiones por desgaste debido a que pasan más tiempo practicando deporte. Hay una razón por la que las ligas de béisbol tienen normas que limitan los lanzamientos y el descanso entre partidos. Los cuerpos de los jóvenes deportistas no han terminado de crecer y pueden sufrir graves daños si se les empuja al límite.
Así que deja que tu hijo pruebe varios deportes cuando sea pequeño. Ya tendrán tiempo de elegir una especialidad más adelante.
¿Y si no te escuchan?
Así que, has elegido una actividad para que empiecen y ya están en la primera clase. Pero tu hijo de preescolar está en el otro extremo de la habitación dando vueltas frente al espejo en lugar de escuchar al entrenador. No pasa nada. Tener problemas para escuchar y no quedarse quieto son comportamientos normales en los niños más pequeños. No te avergüences ni presiones a tu hijo para que participe. Dale tiempo.
Vigila de cerca los entrenamientos para asegurarte de que las actividades y las técnicas de entrenamiento se adaptan a la edad. Por ejemplo, en lugar de esperar que los niños más pequeños hagan cola en silencio, los entrenadores deberían ayudar a los deportistas más jóvenes a aprender a respetar turnos y fomentar el juego libre.
Ten en cuenta que tu hijo acaba de empezar algo nuevo. Todo esto forma parte del proceso de aprendizaje y tiene que ser divertido. Y, por supuesto, recuerda eso cuando te esfuerces por quitar las manchas de césped de sus uniformes.
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