Por Stefanie LaManna, CCC-SLP, CNT
Ya sea que un niño sea quisquilloso con la comida o tenga un trastorno alimenticio o de ingestión diagnosticado, las comidas navideñas pueden conllevar mucho estrés adicional, tanto para el niño como para sus cuidadores.
Hay muchas razones por las que un niño puede ser problemático a la hora comer. Para algunos, puede ser una fase del desarrollo natural en la que el niño está afirmando su independencia (normalmente, durante los años de la primera infancia). Para otros, puede deberse a sensibilidades sensoriales (por ejemplo, sensibilidad a ciertas texturas u olores), trastornos del desarrollo o trastornos de la alimentación o de ingestión. Aunque algunos niños acaban convirtiéndose en comedores más diversos, para otros, los problemas de alimentación pueden permanecer hasta la edad adulta.
Es importante que las familias comprendan que las dificultades de alimentación no suelen estar bajo el control de nadie. Tenerlo en cuenta -y compartirlo con la familia y los amigos- puede ayudar.
PREPARA a tu hijo tanto como puedas. Hablen de los alimentos que van a servirse con antelación. Intenta obtener todos los detalles posibles del anfitrión de la cena. Si no puedes, explícale a tu hijo que quizá no sepas todo lo que se servirá, pero que harás lo posible por tener algo que le guste. Hablen de lo que se espera de ellos (por ejemplo, aunque no coman lo que hay en la mesa, es posible que tengan que sentarse durante toda la comida porque se trata de algo más que de comida).
INVOLUCRA a tu hijo en la preparación/cocina de los alimentos. Es una gran oportunidad para explorar posibilidades e introducir a los niños a texturas y olores desconocidos. Esto puede ayudar a que los nuevos alimentos les parezcan menos abrumadores. Es posible que los niños quieran probar los nuevos alimentos mientras se preparan, especialmente si cocinan con un abuelo, un primo o un amigo de la familia.
HAZ que la presentación de la comida sea divertida. En Pinterest y otros sitios web hay muchas ideas de comidas temáticas, como una bola de queso o una bandeja de verduras con forma de pavo o calabaza. Puedes utilizar cortadores de galletas para presentar los alimentos en formas diferentes. Los platos, manteles individuales y tarjetas de mesa temáticos también pueden hacer que una comida sea atractiva y ayudar a los niños a tener una actitud positiva hacia la comida. A muchos niños también les gustan las comidas "al estilo familiar", en las que pueden servirse ellos mismos
ESTABLEZCA expectativas para los demás. Antes de una comida, comparte información con los abuelos, tíos y otros miembros de la familia sobre cómo estás manejando la alimentación de tu hijo. Hazles saber que no deben sentirse ofendidos (incluso si el niño dice "ew" o "asqueroso") o preocupados, y que aprecias su respeto por tus elecciones.
BUSCA recursos útiles. Obtén más información sobre los problemas de alimentación en los niños -incluyendo lo que es típico y lo que no- de ASHA. Obtén consejos y sugerencias para enfrentar los desafíos de alimentación de todo tipo en la serie The Welcoming Table del Family Dinner Project (este recurso está disponible solamente en español).
NO TE SIENTAS culpable por los hábitos alimenticios de tu hijo. Los miembros de la familia y los amigos tendrán opiniones sobre cómo cambiarían lo que estás haciendo y cómo eran las comidas cuando ellos eran niños. Ten en cuenta que muchas personas tienen hijos que están en los extremos opuestos del espectro cuando se trata de sus hábitos alimenticios, aunque hayan sido criados (y alimentados) de la misma manera.
NO HAGAS que la alimentación de tu hijo sea el centro de la hora de la comida. Evita el impulso de convertir la comida de tu hijo en el centro de la conversación. Esto puede hacer que la comida sea menos agradable para tu hijo y para los demás.
NO avergüences ni sobornes a tu hijo. No hay nada malo en animarle a que "pruebe un bocado", pero si insistes en convencerle de que lo haga, sólo conseguirás que se frustre. Evita avergonzar a tu hijo por no probar un determinado alimento o por no comer lo suficiente. Es mejor que no le hagas sentir mal por algo que no puede controlar. Sobornar a un niño (por ejemplo, decirle que tome un número determinado de bocados para "ganarse" el postre) rara vez o nunca da lugar a una dieta saludable a largo plazo o a un enfoque positivo de la alimentación. Anima a tu hijo a que escuche a su cuerpo y aprenda a conocer sus señales de hambre y saciedad.
NO DUDES hacer planes alternativos. Aunque los niños deben tener la oportunidad de comer lo que todos los demás comen en la mesa, está bien servirles alimentos con los que están familiarizados si eso les ayuda a estar en un entorno que puede ser abrumador. Prepara con antelación un plato que sepas que van a comer.
NO TE RESISTAS a pedir ayuda profesional. Los problemas de alimentación pueden ser muy graves. Si tienes alguna duda o preocupación, habla con el pediatra de tu hijo. También puedes acudir a un logopeda certificado para que te haga una evaluación de la alimentación y/o de ingestión. Los logopedas ayudan a las personas con trastornos de la alimentación y de ingestión a comer de forma segura, a aceptar nuevos alimentos y a desarrollar y mantener una relación positiva con la alimentación, tanto en terapia de alimentación individual como en grupos con compañeros que tienen problemas similares. Encuentra un logopeda certificado en www.asha.org/profind . Busca uno especializado en alimentación e ingestión.
Para saber más sobre los problemas de alimentación y cómo pueden ayudar los logopedas, visita www.asha.org/public/speech/swallowing/feeding-and-swallowing-disorders-in-children/.
Stefanie LaManna, CCC-SLP, CNT, es directora asociada de servicios de salud en patología del habla y el lenguaje para la American Speech-Language-Hearing Association y especialista en alimentación pediátrica.
Traducido por Jennifer Cajina Grigsby.
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